Todos tenemos una personalidad, no existen personas “sin personalidad”. A menudo denominamos así a personas dubitativas, temerosas, sumisas o evitadoras de conflictos. Sin embargo, esa es su personalidad, no es que no la tengan es que “son así”. De la misma manera que existen personas apáticas, pesimistas, frívolas, superficiales, arrogantes, impulsivas, hostiles, concienzudas, resentidas, humildes, confiadas, desconfiadas, excéntricas, manipuladoras, etc. Aunque la mayor parte de las veces las personas son “normales”.
La personalidad viene a ser una compleja organización de características psicológicas por la interacción del temperamento (con el cual nacemos) y el carácter (lo adquirido durante nuestro crecimiento) y se refleja en nuestra forma de actuar sobre nosotros mismos y en la interacción con los demás.

Las alteraciones de la personalidad vienen determinadas por una excesiva expresión de una o varias de esas características psicológicas lo que determina un patrón de relación y conducta anómalo tanto consigo mismo como con el entorno.

Todos tenemos una personalidad, no existen personas “sin personalidad”. A menudo denominamos así a personas dubitativas, temerosas, sumisas o evitadoras de conflictos. Sin embargo, esa es su personalidad, no es que no la tengan es que “son así”. De la misma manera que existen personas apáticas, pesimistas, frívolas, superficiales, arrogantes, impulsivas, hostiles, concienzudas, resentidas, humildes, confiadas, desconfiadas, excéntricas, manipuladoras, etc. Aunque la mayor parte de las veces las personas son “normales”.
La personalidad viene a ser una compleja organización de características psicológicas por la interacción del temperamento (con el cual nacemos) y el carácter (lo adquirido durante nuestro crecimiento) y se refleja en nuestra forma de actuar sobre nosotros mismos y en la interacción con los demás.

Las alteraciones de la personalidad vienen determinadas por una excesiva expresión de una o varias de esas características psicológicas lo que determina un patrón de relación y conducta anómalo tanto consigo mismo como con el entorno.

Las alteraciones de la personalidad

Características patológicas

Tres serían las características patológicas que distinguirían a las alteraciones de la personalidad:

  • Estabilidad emocional frágil y baja capacidad de adaptación en situaciones de estrés.

  • Inflexibilidad para el cambio de estrategias mentales para el afrontamiento de las dificultades cotidianas.

  • Reiteración de conductas ineficaces e inútiles que crean nuevos problemas que no se resuelven formándose así un bucle patológico que a su vez salpica a quienes comparten su vida generando nuevos problemas bien en el ámbito familiar, social, académico o laboral.

Las alteraciones de la personalidad comienzan en la época adolescente y se desarrollan a lo largo de la vida adulta por lo tanto su diagnóstico precoz es clave para que no cristalicen en conductas rígidas desadaptativas que, en ocasiones, crean problemas de salud mental más importantes que las patologías descritas con anterioridad.

Tipos de alteraciones de la personalidad:

  • Esquizoide: Apático, indiferente, distante, solitario. Escasa conciencia de sentimientos propios o ajenos.

  • Evitativo: Dubitativo, ansioso, avergonzado. Sentimientos de soledad y vacío.

  • Depresivo: Sombrío, desanimado, fatalista. Sentimientos de ineptitud e inferioridad.

  • Dependiente: Sumiso, frágil, indefenso. Búsqueda constante de apoyo y consejo.

  • Histriónico: Dramático, seductor, superficial, buscador de estimulación. Alta reactividad emocional
  • Narcisista: Egocéntrico, arrogante, insociable, fantasías de éxito. Búsqueda de admiración y trato especial.

  • Antisocial: Impulsivo, irresponsable, ingobernable, perverso. Falta de empatía.

  • Sádico: Hostil, sarcástico, cruel, dogmático. Búsqueda de la intimidación, dominación y humillación de los demás.

  • Obsesivo – Compulsivo: Comedido, concienzudo, respetuoso, rígido. Visión del mundo en función de reglas y jerarquías.

  • Negativista: Resentido, oposicionista, descontento, ineficiente, saboteador de los objetivos ajenos. Grandes oscilaciones anímicas.
  • Masoquista: Temor a la experiencia de placer y bienestar, servil, tendencia a la autoinculpación, frustra deliberadamente sus logros potenciales. Búsqueda de compañías que le culpabilicen o maltraten.

  • Paranoide: Defensivo, desconfiado, suspicaz, hipervigilante. Autopercepción de justicia y rectitud a la vez que estar siendo permanentemente perjudicado.

  • Esquizotípico: Excéntrico, raro ausente, manierismos y conductas particulares, preocupación por ensoñaciones y creencias extrañas. Pobre contacto con la realidad.

  • Límite: Imprevisible, manipulador, inestable, terror al abandono y a la soledad, rápida oscilación del amor al odio con fluctuaciones extremas del estado de ánimo.

Las alteraciones de la personalidad van ganando espacio en las consultas de los especialistas en salud mental. Sin poder definirse como enfermedades crean serios problemas de salud mental que no se modifican en absoluto mediante medidas coercitivas (castigos) o por las consecuencias que sus conductas crean. Solo un autoconocimiento de las características más desfavorables de su personalidad y la forma en que se expresan permiten a la persona el adquirir un grado de competencia variable para el autocontrol de la expresión de las mismas.

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