Es muy frecuente que llegado el último curso colegial bien sea 4º de la ESO o 2º de Bachillerato en la ley de educación actual muchos padres y sus hijos e hijas no sepan “qué van a estudiar” y no son pocos de estos jóvenes los que deciden “in extremis” qué estudios seguirán en los siguientes años de su vida académica.
Esta decisión, sin embargo, debe sustentarse sobre un período de maduración vocacional que debe iniciarse hacia los 14 años de edad, como tarde a los 16 años de edad, de forma que dicha decisión esté basada en el realismo de la valoración de las propias posibilidades y el conocimiento del medio profesional y no sea abandonada a la primera dificultad, es decir que la decisión sea consistente.
Es muy frecuente que llegado el último curso colegial bien sea 4º de la ESO o 2º de Bachillerato en la ley de educación actual muchos padres y sus hijos e hijas no sepan “qué van a estudiar” y no son pocos de estos jóvenes los que deciden “in extremis” qué estudios seguirán en los siguientes años de su vida académica.
Esta decisión, sin embargo, debe sustentarse sobre un período de maduración vocacional que debe iniciarse hacia los 14 años de edad, como tarde a los 16 años de edad, de forma que dicha decisión esté basada en el realismo de la valoración de las propias posibilidades y el conocimiento del medio profesional y no sea abandonada a la primera dificultad, es decir que la decisión sea consistente.
Para llegar a este punto de maduración vocacional el alumno/alumna debe pasar por varias fases, insisto en que la elección vocacional no puede ser fruto de un momento, que son:
Este proceso, relativamente complejo, se sustenta en el autoconocimiento ajustado y real de las propias capacidades, motivaciones e intereses; en la potenciación de competencias relevantes como la responsabilidad, la perseverancia, la toma de decisiones, la resolución de los problemas de la vida cotidiana y el trabajo en equipo y, muy importante, en la oportunidad de que cada cual desarrolle sus decisiones ocupacionales sobre una base no sesgada por la influencia inflexible de las asignaturas escolares, de las familias o de los tutores.