Posiblemente la angustia, estrechamente ligada al miedo, es la alteración más frecuente en las consultas de Psicología, Psiquiatría y Atención Primaria. La angustia, el miedo, se sitúa entre nosotros y las cosas o las situaciones. Miedo a las enfermedades, miedo a ser abandonados o no queridos, miedo al conflicto, miedo a la relación social, miedo al compromiso, miedo a la intimidad, miedo a la toma de decisiones, miedo a la responsabilidad, miedo al fracaso, miedo a los estudios, miedo al trabajo, miedo a viajar, miedo a alejarse del lugar donde se habita, miedo a salir de casa, miedo a comer, miedo al miedo. El miedo es la emoción que más fácilmente se introduce en nuestra mente y la que más rápidamente se extiende a lo largo y ancho de nuestra vida. El miedo paraliza, muchos temores son anticipatorios y aparecen antes de enfrentarnos a la situación temida lo cual no deja de ser sorprendente, temer algo que todavía no ha ocurrido. Pero así es el miedo, capaz de paralizarnos cuando solo existe en nuestra imaginación y no en la vida real, y así evitamos la realidad guiados por nuestra imaginación inundada de miedos o ideas irracionales. Estas evitaciones generan las llamadas fobias que pueden limitar de forma muy significativa el desempeño cotidiano. Sin embargo, su tratamiento es relativamente sencillo y tienen buen pronóstico.
Posiblemente la angustia, estrechamente ligada al miedo, es la alteración más frecuente en las consultas de Psicología, Psiquiatría y Atención Primaria. La angustia, el miedo, se sitúa entre nosotros y las cosas o las situaciones. Miedo a las enfermedades, miedo a ser abandonados o no queridos, miedo al conflicto, miedo a la relación social, miedo al compromiso, miedo a la intimidad, miedo a la toma de decisiones, miedo a la responsabilidad, miedo al fracaso, miedo a los estudios, miedo al trabajo, miedo a viajar, miedo a alejarse del lugar donde se habita, miedo a salir de casa, miedo a comer, miedo al miedo. El miedo es la emoción que más fácilmente se introduce en nuestra mente y la que más rápidamente se extiende a lo largo y ancho de nuestra vida. El miedo paraliza, muchos temores son anticipatorios y aparecen antes de enfrentarnos a la situación temida lo cual no deja de ser sorprendente, temer algo que todavía no ha ocurrido. Pero así es el miedo, capaz de paralizarnos cuando solo existe en nuestra imaginación y no en la vida real, y así evitamos la realidad guiados por nuestra imaginación inundada de miedos o ideas irracionales. Estas evitaciones generan las llamadas fobias que pueden limitar de forma muy significativa el desempeño cotidiano. Sin embargo, su tratamiento es relativamente sencillo y tienen buen pronóstico.
Las crisis de angustia
Las crisis de angustia son episodios agudos y repetidos de hiperactivación física y psíquica, lo que se suele denominar “entrar en pánico”. Son sucesos muy atemorizantes ya que cursan con una percepción de pérdida de control o riesgo vital inminente. Los síntomas habituales son; taquicardia, sudoración, temblores, sensación de ahogo y/o atragantamiento, opresión torácica, náuseas, inestabilidad, mareo, desmayo, despersonalización, temor a perder el control, volverse loco o morir, hormigueo y entumecimiento de manos, brazos y piernas.
A pesar de su aparatosidad también tienen buen pronóstico tanto en cuanto al cese de las crisis como a la prevención de la aparición de fobias, la complicación más frecuente de las crisis de angustia.
Las Despersonalización
Otros trastornos por angustia cursan con sensaciones de extrañeza de uno mismo o de los contextos en que nos movemos, generan un continuo pensar en qué está ocurriendo, parece que todo es irreal “como si todo fuese un sueño”, la llamada Despersonalización.
Las obsesiones
También son frecuentes las obsesiones, ideas que se viven como ajenas a uno mismo pero que se imponen a nuestra voluntad, se vinculan a un pensamiento de duda sobre los actos realizados y habitualmente se siguen de las llamadas compulsiones; actos repetitivos o de comprobación que procuran inútilmente aliviar la tensión mental que provoca la duda e incluso la incrementan.
Todas estas alteraciones y otras nucleadas por la ansiedad patológica afectan en mayor o menor medida a un 20% de la población general y supone un problema de salud importante tanto a nivel individual como comunitario. Como se insiste a lo largo de esta página, un diagnóstico preciso y la implementación del tratamiento adecuado proveen un buen pronóstico con remisión total de los síntomas y la recuperación integral de la persona afectada.
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